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Comienzan las vacaciones

Diez días sin escribir no es un buen comienzo para un diario, pero ya anticipo que la constancia no es uno de mis puntos fuertes. Es uno de los aspectos que quisiera corregir, pero mientras tanto me excusaré con el inicio de las vacaciones, que ha trastocado todas las rutinas.

Tres semanas en la playa... El viaje no supuso un buen comienzo: un bebé que lloraba de hambre cada cuarenta minutos y un niño de dos años aburrido... Antes de ver el mar mi marido ya estaba deseando volver al trabajo.

Pero, sorprendentemente, tras los primeros días, el tiempo discurre plácidamente. Los niños duermen más horas que en la ciudad, el mayor disfruta de la playa -grita "¡me encanta el agua, me encanta el agua!" mientras chapotea en el mar-, nos atiborramos de helados y damos largas caminatas. Esto es vida...